Escombros en Saturno
Cuando le enseño al público el planeta Saturno, me gusta destacar la maravilla de la composición de sus anillos. La presento como un milagro de la dinámica celeste, con una frase que ya me suena mal de tanto repetirla: «son millones de trozos de material que, ni caen sobre el planeta ni se fugan de él; ni se aglutinan ni se separan». Ahora, después de someter la idea a la prueba de una matemática sencilla, me he dado cuenta de que la frase es errónea. En efecto, estos componentes, que son como satélites que giran alrededor del planeta, hacen órbitas relativamente estables siguiendo las leyes de Kepler, de manera que ni caen sobre el planeta ni se van hacia el infinito, porque están en equilibrio entre la fuerza de la gravedad del planeta y la fuerza centrífuga generada por su giro alrededor de él. Pero se aglutinan, siguiendo la ley de la gravitación universal que los convierte en especies de imanes, y ahí está el error de mi frase. Ahora bien, si se aglutinan, ¿acabarán convirtiéndose en una sola masa anular, en un aro compuesto, no por partículas separadas sino por trozos en contacto? No, porque al mismo ritmo que se aglutinan, también se separan, y ese sí que es un milagro de la dinámica celeste. Veamos.

El caso de los pares de contacto en los anillos de Saturno es muy particular, puesto que no están solos sino rodeados por miles o millones de otros trozos de todos los tamaños, que van en procesión con ellos en su viaje alrededor del planeta. A causa de ese hacinamiento, los componentes de un par de contacto pronto atraerán a un tercer compañero que se unirá a ellos, y a otro y a otro, hasta formar lo que los astrónomos llaman una «pila de escombros». Podría decirse que el panorama de los anillos de Saturno es de una gran cantidad de pilas de escombros como la que se muestra en la segunda figura, no de trozos individuales.

Puede demostrarse que la velocidad de rotación necesaria para que la pila se desintegre no depende del tamaño de los componentes, ni de la cantidad de trozos que se hayan agregado a la pila, sino sólo de la densidad de las piezas individuales y de la densidad promedia de la pila. Una pila con gran cantidad de intersticios entre componentes tendrá una densidad promedia muy baja, pero si los componentes están muy bien empaquetados, la densidad promedia de la pila podrá ser casi igual a la de los trozos. Si el cometa 67P en lugar de girar dando una vuelta cada 12 horas lo hiciera en menos de dos horas, los componentes levitarían y tendríamos dos núcleos separados en lugar de un par de contacto.

Como resultado de estas disquisiciones ya no tendré que repetir más mi frase de cajón. Ahora la cambiaré por otra hasta tener motivos para sustituirla por una tercera. Mi nueva presentación de los anillos será: «son millones de trozos de material que, ni caen sobre el planeta ni se fugan de él; forman pilas de escombros que crecen y crecen y luego, paulatinamente, se desintegran».
*Con un sencillo ejercicio newtoniano puede demostrarse que dos trozos esféricos de igual diámetro, separados una distancia de dos diámetros entre centros, se juntarán en un tiempo menor de 9000 años si son de roca, y menor de 25000 años si son de hielo.
